“Suficientemente bueno” no es suficiente
La pregunta crítica que se
hacen las compañías visionarias no es “¿Lo
estamos haciendo bien? O “¿Cómo podemos hacerlo bien?” ni “¿Qué
rendimiento tenemos que alcanzar para hacer frente a la competencia?” Para estas compañías la pregunta crítica es:
“¿Cómo podemos hacerlo mañana mejor que hoy?” Ellas institucionalizan esta
pregunta como una forma de vida, un hábito mental y de acción.
Para llegar a ser una
compañía visionaria y seguir siéndolo se requiere una enorme cantidad de pura y
simple disciplina, mucho trabajo y una innata
repulsión a toda tendencia
a conformarse con lo que se ha alcanzado.
La
disciplina es la cosa más grande del
mundo.
Sin disciplina no hay carácter, y
sin carácter no hay progreso…
La
adversidad nos brinda oportunidades de crecer.
Y,
por lo general, obtenemos las cosas por las cuales trabajamos.
Si
tenemos problemas y los
superamos, crecemos más en carácter y en las cualidades que traen el éxito.
El confort no es el objetivo de las compañías
visionarias. Éstas, en efecto,
instalan poderosos mecanismos
para crear descontento—para
acabar con la satisfacción de sí
mismo—y estimular así el cambio y la
mejora antes de que lo exija el mundo exterior.
Fuente: "Empresas que perduran", Jim Collins.-