LECCIONES
PARA PRESIDENTES, GERENTES Y
EMPRESARIOS
1. “¡Ensayarlo –y pronto!”
Cuando haya duda, variar, cambiar, resolver el problema, aprovechar la
oportunidad, experimentar, ensayar algo nuevo (compatible, desde luego, con la
ideología central), aunque no se pueda predecir exactamente cómo van a resultar
las cosas. Hacer algo. Si una cosa falla, probar otra. Corregir. Ensayar.
Hacer. Ajustar. Moverse. Actuar. Pase lo que pase, no quedarse
quietos. La acción
vigorosa, especialmente en respuesta a oportunidades inesperadas o
problemas específicos del cliente, crea variación.
2. “Aceptar que se van a
cometer errores”.
“El secreto, si
es que lo
hay, es desechar los
fracasos apenas se reconocen, pero hasta los fracasos tienen
un valor… Uno puede aprender de los
éxitos, pero cuesta trabajo.
3. “Dar pasos pequeños”.
Desde luego, es más fácil tolerar el fracaso de un experimento si no es
más que eso: un experimento, no un
gran fracaso corporativo. Tenga presente que pequeños
pasos incrementales pueden ser la base de grandes virajes estratégicos.
4. “Darle a la gente el
espacio que necesita”.
Cuando se les da
a los empleados suficientes espacio para actuar, nunca se sabe qué van a
hacer… y eso es bueno.
5. ¡Mecanismos—construir
relojes que anden!
Encontramos que muchos
gerentes subestiman la importancia de
esta quinta lección,
y no traducen sus
intenciones en mecanismos
tangibles. Piensan equivocadamente
que les basta
con fijar el
“tono de liderazgo” apropiado
para que la
gente experimente y ensaye cosas nuevas. No es así.
Se necesita algo más. Se necesita instaurar mecanismos que sigan
estimulando y reforzando la conducta evolutiva. ¡Relojes que anden!
Fuente: "Empresas que perduran", Jim Collins.-
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