¿Somos erizos o zorros?
Entre los fragmentos conservados
del poeta griego Arquíloco, uno dice:
¨Muchas cosas sabe la zorra, pero el erizo sabe una sola, y grande¨.
En su ensayo titulado “ El erizo
y el zorro”, Iasiah Berlin clasifica a la humanidad en erizos y zorros. El
zorro es astuto, capaz de inventar mil maneras de atacar a traición al erizo;
ronda incansablemente su madriguera al acecho del momento propicio para caerle
encima. Veloz, hábil, hermoso animal, parece el seguro ganador. El erizo es
feo, como un híbrido de puerco espín y armadillo; busca la comida y cuida de su
guarida.
El zorro espera con malicioso
silencio en la confluencia de caminos. El erizo, distraído con sus propios
asuntos, viene directo a donde se encuentra el zorro. “Ajá, ¡Te tengo!”, piensa
el zorro. Cuando el erizo menos piensa, se encuentra de manos a boca con
enemigo, que lo ataca con la velocidad del rayo. “Otra vez volvemos a las
andadas, piensa el erizo. Este tipo no aprende”. Se enrolla en forma de bola
erizada de púas en todas direcciones.
Ante esa defensa, el zorro se detiene y
se retira al bosque a proyectar alguna otra forma de ataque. Todos los días se
repite alguna versión de esta lucha en la cual, pese a la superior astucia del
zorro, el erizo siempre gana.
Berlin aplica esta fábula para
dividir a la gente en dos grupos básicos, los zorros y los erizos. Los primeros
persiguen muchos fines al mismo tiempo y ven al mundo en toda su complejidad.
Son “dispersos y difusos y se mueven en muchos niveles”, dice Berlin, sin
integrar nunca sus ideas en un solo concepto unificador, mientras que los erizos
simplifican un mundo complejo en una sola idea organizadora, un principio básico
que todo lo unifica y lo guía. Por complejo que sea el mundo, el erizo reduce
todos los retos y dilemas a ideas simples. Para un erizo todo lo que no se
relacione en alguna forma con su idea no viene al caso. Los erizos tienen una penetrante
percepción que les permite ver en medio de la complejidad y discernir patrones
subyacentes. Ven lo esencial y lo demás lo descartan.
En resumen:
Los que llevan las compañías de buenas a sobresalientes son, en general, erizos. Impulsan a sus empresas hacia lo que llamamos el concepto del erizo, hacer una sola cosas y muy bien. Los que dirigen los otros tipos de compañías tienden a ser zorros que nunca alcanzan la ventaja aclaratoria de dicho concepto, sino que son dispersos, difusos e incoherentes y al final pierden la perspectiva y nunca logran su objetivo.
Los que llevan las compañías de buenas a sobresalientes son, en general, erizos. Impulsan a sus empresas hacia lo que llamamos el concepto del erizo, hacer una sola cosas y muy bien. Los que dirigen los otros tipos de compañías tienden a ser zorros que nunca alcanzan la ventaja aclaratoria de dicho concepto, sino que son dispersos, difusos e incoherentes y al final pierden la perspectiva y nunca logran su objetivo.
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