La Ley de Packard
Las empresas excepcionales lo son porque cuentan con un buen equipo de profesionales auto-motivados y exigentes. David Packard, cofundador de HP, formuló en los últimos años de su exitosa carrera la ley que lleva su nombre: ley de Packard.
Esta ley sostiene que ninguna empresa puede aumentar sus ingresos a mayor velocidad que su capacidad para conseguir el personal adecuado que sostenga ese crecimiento. Las compañías que infringen esta norma pueden caer en un círculo vicioso: cuando una compañía cubre puestos clave con personas inadecuadas, trata de suplir esta carencia con un conjunto de procedimientos burocráticos y normas de control que alejan a las personas con talento y atraen a profesionales menos competentes. De forma gradual, una cultura de excelencia puede verse substituida por una cultura de mediocridad burocrática.
Como señala Jim Collins en 'Empresas que sobresalen', aquellas compañías que dieron el salto de buenas a magníficas se caracterizaron, por encima de todo, por haber dado prioridad a la elección de la gente adecuada antes de poner en marcha su proyecto de transformación. Podemos decir, por tanto, que las personas "adecuadas" son el activo más importante de una organización.
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